RESISTENCIA AL FUEGO

La madera es el combustible tradicional, de ahí la idea popular más extendida de que este material es muy peligroso en los incendios.
Sin embargo, contrariamente a esta idea, hay que señalar que la madera tiene una gran resistencia al fuego.
La madera expuesta al fuego en una primera instancia arde muy rápidamente en su superficie, creándose una capa exterior y superficial de carbón. Esta capa superficial se comporta como aislante, de manera que ralentiza considerablemente la combustión del interior de la madera. De esta manera, tras esa primera exposición al fuego, la madera va ardiendo muy lentamente.

A esto hay que añadirle que previo a arder, la madera va perdiendo la humedad que contiene, y que esa pérdida de humedad supone una mayor resistencia de la madera. Por esa razón, habitualmente las vigas y elementos estructurales de madera se sobredimensionan, de manera que tras la carbonización inicial, la parte interior queda intacta y sigue realizando su función estructural sin colapsar.

Así mismo, señalar que en el caso de las vigas de madera laminada encolada, las colas dispuestas entre las distintas láminas de madera actúan como retardador de la propagación del fuego, aumentando la resistencia al fuego de las vigas.